“No podemos seguir así, sufrimos mucho por la falta de agua”

La Bodeguita o ampliación de Barrio Solís Pizarro, al oeste de la ciudad de Salta, tiene severos problemas de abastecimiento de agua que se agudizaron en los últimos meses. Melina Guantay, una vecina, relató cómo es vivir sin la certeza de poder acceder a este recurso indispensable.

 

Llegamos al barrio, es una callecita de tierra que va en ascendente. Nos recibe Melina, quien vive con su pareja, su hijo y un sobrino al fondo del terreno. Nos invita a pasar a su living que tiene un estante corazón gigante con los colores de Boca. Nos cuenta que sí hay red de agua, pero está en desuso. “Antes salía a la noche, ahora nada de nada”. Ella se quedaba esperando, haciéndole la vigilia al agua para cargar, pero parece que el agua viene de San Rafael y la han cortado, o algo sucedió porque ya no sale, sumado a la pendiente que tiene el barrio. Desde septiembre del año pasado no circula ni un hilo de agua por el tendido que realizó Aguas del Norte, en ese barrio postergado de nuestra ciudad. “Sufrimos mucho por la falta de agua”, dice Melina, mientras relata que el abastecimiento de este recurso vital es posible sólo dos veces a la semana, cuando un camión cisterna de la compañía que debe proveer este servicio público, recorre el barrio para llenar los tachos, tanques u otros recipientes con los que cuentan lxs vecinxs para hacer el acopio de agua. Nos cuenta que si “mezquina” el agua llega justo con la provisión. Muchas veces se enteran de la presencia del camión por el aviso de algún vecino a través de un grupo de wasap. Ya hubo reclamos y peticiones formales a la compañía, pero aún no hubo una respuesta satisfactoria. “Hasta ahora sólo nos dijeron que tengamos paciencia, porque la obra de este barrio no figura en Aguas del Norte”, contó la vecina.

 

Necesitamos agua

 

Lxs vecinxs crearon un grupo de Whatsapp que ya tiene más de cincuenta miembros que se llama “Necesitamos agua”. Funciona como un espacio en el que desde la primera hasta la última cuadra del barrio – unas ocho manzanas – se avisan cuándo está pasando el camión para que el resto esté atento y nadie se quede sin agua, además de otras informaciones para tratar de que el uso de este recurso sea seguro. Melina nos comenta que no están dadas las condiciones de salubridad para el aprovisionamiento que se realiza precariamente esas dos veces por semana. “Ahí hablamos de cómo hacer para seguir lidiando con este problema, por suerte ahora pasan dos veces por semana (antes pasaban una), hay que estar atentos a ver si llegas, también depende el chofer del camión si vuelve a pasar o no por tu casa si no viste el grupo a tiempo y no siempre son cuidadosos, muchas veces vienen con la manguera ramiando* por la calle y se llena de barro”, resume Melina.

La vecina utiliza el agua que trae el camión para todas las tareas domésticas del hogar y para consumo general. Dice que recién desde las últimas tres semanas el vehículo asiste a lxs vecinos en días fijos: los martes y jueves, pero el horario es incierto y, si no hay una persona adulta en el hogar, no pueden dejar el agua, gestión que requiere que los “beneficiarios” de esta acción firmen una planilla. Y sino, hasta el próximo martes o hasta el próximo jueves.

Charlamos un rato más, salimos al patio, vimos los tachos donde recibe el agua, vamos volviento y dentro nuestro empieza a ganar presencia este pensamiento: el gran privilegio que significa tener agua potable las veinticuatro horas en casa y la distancia y calidad de vida que eso implica.

 

*ramiando: arrastrando.

 

El agua es un derecho humano 

 

El agua es un recurso fundamental para la vida en nuestro planeta. Más que simplemente un líquido vital para nuestra supervivencia física, el agua representa un símbolo de salud, dignidad y calidad de vida. En el siglo XXI, la lucha por el acceso al agua potable y saneamiento básico se ha convertido en un tema central en el ámbito de los derechos humanos. En este contexto, es crucial comprender y defender el acceso equitativo al agua como un derecho humano fundamental.

 

Desde Fundación Kamkunapa estamos trabajando en el proyecto “Agua Segura. Sistemas de mejoramiento del acceso y la calidad de agua en barrios de la ciudad de Salta” porque creemos que juntxs podemos construir un mundo donde el acceso al agua sea un derecho humano universalmente reconocido y respetado.   

 

El acceso al agua potable y saneamiento es reconocido como un derecho humano por la Organización de las Naciones Unidas (ONU). En 2010, la Asamblea General de la ONU adoptó una resolución que reconoce explícitamente «el derecho humano al agua potable y el saneamiento». Esta resolución insta a los Estados a garantizar que todas las personas tengan acceso a agua potable y saneamiento adecuados, seguros, asequibles y accesibles, sin discriminación de ningún tipo.

 

Sin embargo, millones de personas en todo el mundo siguen sin acceso a agua potable y saneamiento básico. Según datos de la ONU, alrededor de 2.2 mil millones de personas no tienen acceso a servicios de agua potable gestionados de forma segura, y más de 4.2 mil millones carecen de instalaciones sanitarias gestionadas de manera segura. Esta situación es especialmente grave en las comunidades más pobres y marginadas, donde el acceso al agua potable es limitado o inexistente.

 

Es fundamental abordar las causas subyacentes de la falta de acceso al agua potable y saneamiento básico. Esto incluye la inversión en infraestructuras de agua y saneamiento, la promoción de prácticas sostenibles de gestión del agua, y la adopción de políticas y regulaciones que garanticen el acceso equitativo al agua para todos. Además, es necesario fortalecer la cooperación internacional y la solidaridad global para abordar los desafíos relacionados con el agua a nivel mundial.

 

Fuente: Naciones Unidas

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *